La denominada agua dura contiene una elevada concentración de calcio y magnesio; Cuanto mayor cantidad de estos minerales hay en el agua, más dura es y mayores son los problemas con el sarro.
Si bien los antecedentes corroboran que el sarro en el agua potable no afecta la salud de las personas, diversos organismos se encuentra desarrollando estudios para determinar la factibilidad de solucionar su presencia.
El sarro del agua mide la concentración de minerales disueltos, en particular sales de calcio y de magnesio (aunque otros como el hierro, el estroncio y el manganeso también influyen en su endurecimiento, en menor medida) las cuales se adhieren a todas las superficies de nuestras cañerías, artefactos, electrodomésticos influyendo sobre todo en el rendimiento y mantenimiento de los mismos. Tanto es así que en varias ocasiones quedan inutilizables en cortos periodos de tiempo.
El Sarro comienza a acumularse en cuanto el agua dura empieza a circular a través de una cañería. El calcio contenido en las aguas sin tratamiento cristaliza, convirtiéndose en una estructura adherente. Estos cristales se adhieren entre sí en las superficies, produciendo inmediatamente incrustaciones calcáreas sólidas que tienen consecuencias destructivas.
Las incrustaciones de sarro se desarrollan aún más cuando la presión del agua varía. Esto ocurre cuando el agua cambia de dirección en una curva o intersección, produciéndose turbulencia, o cuando sale de la cañería por un grifo o canilla. Esta disminución de la presión aumenta la formación de cristales de calcio, formando una especie de rebaba que se adhiere a cualquier superficie.
Además, las incrustaciones calcáreas se forman especialmente en lugares con alta temperatura, tales como calefactores, calderas, calefones, termotanques y radiadores. Cuanto más alta es la temperatura de la superficie, más se desarrollarán las incrustaciones.
Los depósitos calcáreos son un espacio fértil ideal para el alojamiento de las bacterias y otros microorganismos puesto que los depósitos tienen una superficie irregular y áspera, generando el escondite perfecto para que puedan multiplicarse y colonizar. Al consumir el agua nos encontramos expuestos a sustancias nocivas para la salud con importantes consecuencias en nuestro cuerpo. Aunque se han hecho estudios que demuestran una ligera relación entre la dureza del agua y la proliferación de enfermedades cardiovasculares, lo cierto es que no existe consenso al respecto. De hecho la OMS considera que los datos actuales no son suficientes para emitir una recomendación general sobre el nivel de dureza adecuado para el agua de consumo humano.
En función de la cantidad de concentración de minerales que tenga el agua, se pueden establecer cuatro divisiones:
Gráfico tipos de dureza del agua
Una forma fácil de determinar si estamos ante la presencia de agua dura es observar si al contacto con detergentes y jabones, el agua no produce espuma o bien su formación es escasa. Se requiere más jabón para lavar. Además, en contacto con el jabón, el agua dura forma un residuo gris claro, que puede inclusive alterar el color de la ropa, especialmente las prendas blancas.
Lo recomendable ante presencias de aguas duras es la colocación de un equipo Ablandador de agua. Son aparatos diseñados para tal problemática y existen varios tipos de tecnologías para poder combatirlo las cuales pueden ser, dependiendo de la dureza, Cristales de Polifosfato los cuales son capaces de ablandar el agua con presencia de hasta 250 mg/l de carbonato de calcio o magnesio, o bien, Ablandadores de Intercambio Iónico los cuales a través de Resina Catiónica eliminan por completo el sarro del agua. Estos últimos equipos se utilizan cuando la dureza del agua a tratar es mayor a 250 mg/l.
La colocación de estos equipos puede realizarse interrumpiendo el caño que da al llenado del tanque o la cisterna, o también a una canilla dedicada a obtener agua sin durezas o sarro.